No comprendían su
naturaleza. No sabían porqué, pero de pronto un gruñido y un zarpazo surgían al
verse. No recordaban en su limitada memoria el antiguo motivo de aquella
disputa, de ese no poder verse. Cuando menos acordaban, uno lanzaba arañazos y
el otro, dentelladas violentas con ganas de triturar.
Kosobo republic
César Navarrete Vázquez |
Para perros y gatos
resultaba un enigma su naturaleza. Sin embargo, aquella ocasión, cuando las
calles que habitaban de pronto se transformaron en un campo de batalla. Vieron
niños mutilados, mujeres inertes y ensangrentadas sobre el pavimento, hombres
matándose entre sí, destrozándose por algo insignificante; y entonces se
sonrieron por primera vez y restregaron sus cuerpos cariñosamente como dos
bachilleres enamorados. Los hombres, en cambio, en un oscuro grito de guerra
desdeñaban ese maravilloso milagro.
Mientras unos ladraron
por el odio de no comprenderse ni a sí mismos, mientras que otros, agónicos,
maullaban por la frustración de verse reflejados en sus enemigos.
Marcos Rodríguez Leija
Nuevo Laredo, Tamaulipas
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