Tu mente recuerda
los
truenos de las nubes
en
batalla
confundiéndose
con las balas.
El
agua que caía
bañaba
los cuerpos inertes,
barría
la sangre para esconderla en tierra.
Cuando
menos lo esperabas
una
mano emergió del suelo
Te
hizo entrar a lo desconocido.
En
la madrugada te levantó
un
grito que provenía
de
las paredes que sangraban.
Tu
mirada no dio indicios de entusiasmo
y
parece que haber despertado
(una vez más)
fue
sólo un pestañeo.
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