viernes, 14 de diciembre de 2012

Inocencia



We need peace
César Navarrete Vázquez
Las detonaciones habían cesado, ya no se escuchaban gritos. Alrededor de aquél coloso de metal no quedaba más que cuerpos de los oponentes y algunos desafortunados compatriotas. Después de casi cuarenta y ocho horas, todo parecía haber finalizado en aquella zona.
Lucas levantó la escotilla y asomó el rostro con cuidado. A pesar de que sus fosas nasales fueron golpeadas por una mezcla de sangre y humo, se sintió revitalizado por una ventisca fría y no dudó en salir en cuanto el tanque paró. Su ahora único compañero lo siguió.
Los soldados revisaron los cuerpos próximos en búsqueda de algún desventurado que necesitara el “tiro de gracia” o alguna posible amenaza, pero no fue necesario gastar ni una bala más. Acostumbrado a escenas como aquella, Lucas encendió un cigarrillo y se recargó contra el tanque.
A lo lejos, una niña de cuerpo enclenque caminaba a su encuentro; el rostro bañado en lágrimas. Inocentes, se acercaron a ayudarle. En cuestión de segundos fue imposible distinguir a los soldados de los civiles muertos durante la guerra. Todo terminó cuando la pequeña presionó el interruptor de la bomba que ocultaba entre su ropa.

 
 

G. Lorcan

Chihuahua

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