viernes, 14 de diciembre de 2012

Efectos colaterales



 

Mi abuelo olvidó su nombre en aquel pueblo.

En aquel pueblo estalló el hierro al unísono del hambre.

El hambre recorrió los campos y las ciudades.

En las ciudades no había trabajo y mi abuelo buscaba un trabajo,  pues abandonó el campo.

 

Mi bisabuelo se perdió en el furor de Ares y no volvió a casa.

Mi bisabuela se quedó en casa sin marido y sin apoyo.

Se quedó con mi abuelo y con un recuerdo, escuchando balas y gritos.

Mi abuelo creció al margen de una lucha. Y la lucha siguió sin saber su causa.

 

Mi papá cuenta que mi abuelo pasó hambre y sed.

Pero casi no hablaba de su madre y de su padre no recordaba más que el apellido. 

Así perdió mi abuelo su nombre.

Perdió a su padre y después perdió a su madre.

“Terminada la guerra”, tan solo como estaba, se fue de su pueblo.

Sin acta, sin casa y sin conciencia.

 

 

Mary José Ocampo

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