Mi
abuelo olvidó su nombre en aquel pueblo.
En
aquel pueblo estalló el hierro al unísono del hambre.
El
hambre recorrió los campos y las ciudades.
En
las ciudades no había trabajo y mi abuelo buscaba un trabajo, pues abandonó el campo.
Mi
bisabuelo se perdió en el furor de Ares y no volvió a casa.
Mi
bisabuela se quedó en casa sin marido y sin apoyo.
Se
quedó con mi abuelo y con un recuerdo, escuchando balas y gritos.
Mi
abuelo creció al margen de una lucha. Y la lucha siguió sin saber su causa.
Mi
papá cuenta que mi abuelo pasó hambre y sed.
Pero
casi no hablaba de su madre y de su padre no recordaba más que el
apellido.
Así
perdió mi abuelo su nombre.
Perdió
a su padre y después perdió a su madre.
“Terminada
la guerra”, tan solo como estaba, se fue de su pueblo.
Sin
acta, sin casa y sin conciencia.
Mary José Ocampo
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