Que tu saliva se amargue,
que tu sexo sea un pozo
donde habiten carpas ciegas.
Que seas la Circe que apaciente
cerdos que nunca fueron hombres
y los liberes castrados y tristes.
Que huyas en medio de la noche;
que la muerte te halle hermosa y sin amor
y que te invite al mar,
para que mueras en el mar.
Sergio Osorio
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