Inocente virgen impura, llena eres de lágrimas, déjame descansar mi cabeza en tu vientre, y con parsimonia acariciar tus senos, mientras en mi mente surge una nueva duda, y entonces habré de preguntarte… ¿Tu crees que todo se destruya si toco tú clítoris con la punta de mi lengua?
Francisco Pérez
No hay comentarios:
Publicar un comentario