miércoles, 11 de abril de 2012

Por ti

-Ya despiértate viejo, se nos va a hacer tarde.

Foto de Francisco Gutiérrez (Kazo)
Camina  hacia la entrada y desmonta la puerta de madera para que el sol entre al cuarto. Va por la casa removiendo los trapos encima de las ventanas, soltándole las amarras a la oscuridad y al frío para que por fin se salgan. Sus manos están entumidas, encadenadas con sus propias venas y arrugas: le duelen de tanto estar moviendo y guardando cosas, y todavía falta lo peor; acarrear todo eso a quién sabe dónde. Sale con la cubeta de aluminio en la mano para ponerla a calentar en el fogón. Las gallinas están hechas bola; parece que quisieran facilitarle la mudanza. Regresa a la casa cuando el agua se calienta; el sol sigue engordando allá arriba.

-Toca baño, viejo. Para que te vayas limpio- el hombre, con la mirada secuestrada en el techo, cierra los ojos por un momento y luego los vuelve a abrir- ¿cómo que para qué, viejo?

Lo levanta por las axilas y lo sienta en la cama; le endereza la columna con almohadas, ya que él desde hace tiempo no puede por sí mismo. Le quita la camisa. Acerca la cubeta a la cama y moja un trapo para pasárselo por el pecho y los brazos; lo mismo en las piernas y el rostro.

-¿Ya ves? No me tardé nada. Deja acabo de guardar; el ingeniero dijo que tenemos hasta mañana- Le pone una camisa y un pantalón limpios y lo acuesta de lado. El sol incendia en tonos verdes y amarillos las palmeras y la paja del techo; por los huecos de la casa se mete el ruido de la maquinaria que ya ha empezado a devorar selva-voy a ir sacando las cajas. Quita esa cara.

Levanta una y la lleva hacia la puerta; una cuarteadura se traza en su espalda congelándola momentáneamente, pero se recupera cuando nota que los ojos de su marido se clavan en ella con desesperación, como deseando abandonar ese cuerpo quieto y ayudarla. Ella sigue sacando cajas, encadenada dolorosamente a sí misma por sus propias venas y cicatrices. Y ahí en el patio, rodeado de costales con ropa y cajas con trastes, el letrero que puso el ingeniero es como la cruz que marca el lugar donde ella va a enterrar sus recuerdos. “El gobierno federal construye en este punto la carretera Tabasco- Nayarit, con un beneficio directo a más de 3000 familias.” A la izquierda de lo que todavía es su casa, los hombres vienen extendiendo sobre el verde de la selva una alfombra gris y recta, como si la modernidad fuera un rey  a quien no se hace esperar. 



Aldo Rosales

Estado de México

2 comentarios:

Lilian Bischa dijo...

Quiero pensar, quiero soñar,
Quiero que el presente importe,
Quiero creer en un futuro mejor,
Pienso arriesgarlo todo,
Busco romper las normas,
Espero que la vida sea vida,
Quiero mas letras como estas.



Muchas Felicidades al Autor:
Aldo Rosales.

"La más noble función de un escritor es dar testimonio, como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo que le ha tocado vivir"

Lilian Bischa dijo...

Por otra parte, muy buena imagen Kazitoweb, se notan las horas en la sala de edición.