De tu recuerdo hacer incienso
para asfixiarme vacuo en la recámara
que se quedó sin la ventana del ojo turbio de tu pecho,
para con Baco emprender delírium trémens
y proteger el bálsamo de lo finito con la fractura de mi mano,
mientras tu cuerpo sudoroso humedece mi desierto
con el engaño doble de tu lengua,
mientras el cielo de tu sexo se ancla entusiasmado
en la frescura terrenal del mío
y yo, cual una espina, he de pinchar lo delicado,
hacer correr la sangre
que transformada y musical escucho sale por tu boca...
De tu recuerdo he de hacer incienso
para olvidarme de tu cielo,
para enterrarme en mi desierto,
para fundir tu humo con el mío...
Dante Enríquez
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